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Inicio rindiendo mi homenaje a la Señora de Fátima, en el Centenario de la primera aparición de María Santísima a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía en Cova de Iría entre el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, celebración que abarcará casi todo el 2017

Fátima es la aparición mariana clave del siglo veinte.

1. El mundo no prestó la debida atención a la llamada del Cielo y así, las ideas paganas que se habían esparcido ya muchos años antes de 1917: que el hombre era un animal, que la libertad consistía en librarse de las leyes, que la religión era cosa antihumana, salieron pronto de las tapas de los libros y de las cuatro paredes de las aulas para desembocar en la violencia de la Primera Guerra Mundial de 1914 al 1918.

En 1858, Nuestra Señora en el pueblecito de Lourdes se apareció a Bernardette Soubirous, invitando a los hombres –en contra de los que sostenían que en el ser humano solamente existe una naturaleza material- a peregrinar a su altar como señal de reconocimiento del espíritu. Ese mismo año «un tal John Stuart Mill escribió su “Ensayo sobre la libertad”, en el que se identifica la libertad con el abuso y la ausencia de responsabilidades sociales; en el mismo año, Darwin publicó su “Origen de las especies”, en el que, apartando la atención humana de los fines eternos, hizo fijar la vista de los hombres en un pasado animal. También fue en 1958 cuando compuso sus óperas Richard Wagner, en las que hizo revivir el mito der la superioridad de la raza teutónica. Carlos Marx, fundador del comunismo, escribió en el mismo 1858 su “Introducción a la Crítica de la Economía Política”, en cuya obra se corona a la Economía como reina y base de la vida y de la cultura».[1]

En el año 1899 el Papa León XIII consagró la raza humana al Sagrado Corazón «y ante la no cooperación posterior de los hombres, Dios ya no pudo permitir que los crímenes de los hombres siguieran sin castigo, sin embargo, no pudo cesar de perdonarnos por su sola misericordia, y cuando los hombres rehusaron responder, o habían dado una respuesta insuficiente a la súplica del Corazón de Cristo, de alguna manera se retiró detrás del Corazón de María. Tal fue el gran giro de 1917. Hay que notar, en el mismo momento, cuando, como consecuencia de la victoria bolchevique el Dragón Rojo surgía en un extremo de Europa, en Petrogrado. En el otro extremo de Europa, en Fátima apareció la Mujer vestida de sol, el Inmaculado Corazón de María».

Una ola de pecado e inmoralidad ha inundado el mundo. No podría haber una demostración más clara de rechazo a la conversión. Nuestra Señora dejó en claro por sobre cualesquier duda que lo más importante es la metanoia, la conversión del corazón, el arrepentimiento, la renovación interior, el cambio. Dijo la Señora, que si el mundo no se convierte, se acercaría a la humanidad un tiempo de gran pena, un clima trágico de oscuridad y destrucción.

Citemos una lista incompleta, y sólo a modo de ejemplo, de los males de nuestro tiempo: modas inmorales, degradación del matrimonio; la casi extinción de la virginidad; estímulo de las relaciones sexuales precoces; abolición del pudor y del respeto en el lenguaje y en el trato entre las personas; educación sexual en las escuelas; abortos y uso de anticonceptivos; publicidad inmoral; uso extendido de drogas; criminalidad galopante; banalización de atrocidades, homicidios y atentados terroristas; corrupción generalizada.[2]

Toda la fundamentación del error intelectual de los ateos militantes (los comunistas y los masones), es la teoría de que los individuos, las familias, los grupos, las ciudades y las Naciones y aún el mundo entero pueden funcionar sin contar con el Creador de Todo.

2. Nuestra Señora urgió a la oración, la penitencia y la reparación.

La esencia del mensaje de Nuestra Señora de Fátima fue definida por Ella el 13 de julio de 1917, en la que fue la más importante de las seis apariciones. Hay que recordar que se estaba en el tercer año de la Primera Guerra Mundial.

Dijo la Señora en esa ocasión:

«Habéis visto el Infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si harán lo que os digo muchos se salvarán y tendrán paz. La guerra está por terminar, pero si no cesan de ofender a Dios, bajo el pontificado de Pío XI vendrá otra peor. ¡Cuando veréis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que eso es la gran señal que Dios os da antes de castigar por sus delitos al mundo por medio de la guerra, el hambre, las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre! Para impedir esto volveré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora en los primeros sábados. Si se observan mis solicitudes Rusia se convertirá y habrá paz; en caso contrario esparcirá sus errores en todo el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia: muchos buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; en fin, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia la cual se convertirá y se le concederá al mundo un tiempo de paz».

El Padre José de Sainte Marie, OCD, resume esto en cuatro puntos:

Primer puntoUna advertencia inicial de peligro que amenaza al mundo debido al pecado.

Segundo puntoLa verdad evangélica subyacente en el llamado de María; Ella es la Única Mediadora que nos puede preservar del pecado y de sus consecuencias.

Tercer puntoLa súplica misma; Vayan a María: practiquen esta devoción.

Cuarto puntoLa promesa de un resultado feliz: por fin mi Corazón Inmaculado triunfará.

Más tarde, el 13 de junio de 1929, en Tuy, España, según la Hermana Lucía: Después me dijo Nuestra Señora: Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado (escrito en agosto de 1931).

El Papa Pío XII manifestó una actitud totalmente positiva respecto a Fátima en tres radiomensajes, y fue él quien comenzó primero a responder a las exigencias de la Santísima Virgen.

El primero de éstos, la consagración del mundo en 1942, no se relaciona directamente con Fátima, ya que este acto respondió a otro pedido de Nuestra Señora, que había dirigido a la Iglesia por medio de la mediación de la mística portuguesa Alexandrina María da Costa, y tuvo como su propósito, no la conversión de Rusia, sino poner fin a las atrocidades y sufrimientos de la Segunda Guerra Mundial. Realizado por Pío XII en Roma el 31 de octubre de 1942, este acto obtuvo eficazmente el fin previsto: a finales de ese año, 1942, se vio el punto crucial de la guerra, que desafortunadamente coincidió con el inicio con el proceso por el cual Rusia Comunista no cesó de esparcir sus errores.

Con el paso del tiempo, Pío XII comprendió bien esto, y el 7 de julio de 1952, consagró explícitamente los pueblos de Rusia al Corazón Inmaculado de María, pero sólo fue un primer paso, muy importante pero incompleto, ya que no se hizo en unión de todos los obispos del mundo.

Posteriormente Pablo VI y Juan Pablo II hicieron la renovación de las consagraciones de Pío XII, sin añadir nada nuevo.

Puesto que no se obedeció los pedidos de Nuestra Señora, fue posible que el demonio lograra triunfar de manera significativa. Consecuentemente, desde la Revolución bolchevique de 1917 Satanás ha trabajado incansablemente para controlar los corazones y las almas.

Ahora vivimos la hora del demonio, pues si el bien tiene su día, el mal tiene su hora. Nuestro Señor le dijo a Judas la noche de su Pasión: Esta es tu hora, el reinado de las tinieblas.[3]

En toda la historia de la humanidad no hay nada en nuestro pasado que se compare a la brutalidad ejercida por el comunismo contra el ser humano. Su alcance es muy superior al de todas las persecuciones anteriores contra la Iglesia. Lenin, Stalin y Mao junto con otros han sido directamente responsables de más de 100 millones de muertes.

En las revelaciones de Fátima hay un marcado acento sobre la pecaminosidad del mundo, y es importante observar cómo se relaciona esto con las ideas que se apuntan arriba para ayudar al mundo a recobrar la conciencia de su propia pecaminosidad. Treinta años más tarde el Papa Pío XII declararía que el fenómeno más alarmante de su tiempo era que el mundo había perdido el sentido de pecado.

El ateísmo es entonces el pecado fundamental que afecta tanto a Nuestro Señor Jesucristo como a la Santísima Virgen. Por eso el papel especial de Rusia en la advertencia de Fátima, y hay que subrayar Rusia Comunista, pues aunque Nuestra Señora dijo Rusia, el comunismo es un fenómeno mundial y tiene también otra cabeza: China. Todo esto está implícito en el Mensaje de Fátima. Rusia Comunista, es decir, Rusia en cuanto instrumento escogido por Satanás para establecer su imperio a través del mundo.

3. Juntamente con la degradación moral, se intentó eliminar la Verdadera Fe en toda la extensión de la tierra. En los países comunistas el combate a la Religión se hizo descaradamente, como se ha apuntado, no faltando persecuciones atroces y sanguinarias.

Posteriormente los marxistas vieron que sería mejor para la revolución marxista no tanto combatir la religión como servirse de ella. De manera pública Lenín afirmó que destruiría la Iglesia a través de la infiltración. Bella Dodd comunista convertida a la Fe católica por el Obispo Fulton Sheen, testimonió públicamente que había enviado personalmente un número superior a mil jóvenes a los seminarios católicos, para que pudiesen destruir la Iglesia desde su interior. Y cuando ella estaba deponiendo públicamente, dijo: «Algunos de ellos ya son Obispos». Y estaba hablando al final de la década de 1940 e inicios de los 1950.La concepción marxista del cristianismo, buscando la fermentación del marxismo desde los círculos católicos, se insufló principalmente desde la Teología de la Liberación, como herramienta de subversión, utilizando la religión para llegar al socialismo.

Para que el Catolicismo y el comunismo fuesen conciliables sería preciso que el comunismo dejase de ser comunismo. Ahora, aun en los aspectos múltiples de su dialéctica, el comunismo no cede en lo que dice respecto a sus fines políticos y su intransigencia doctrinal Es así que la concepción materialista de la Historia, la negación de los derechos de la persona, la abolición de la libertad, el despotismo del Estado, y la propia experiencia económica más bien infeliz, colocan al comunismo en oposición con la concepción espiritualista y personalista de la sociedad tal como deriva de la doctrina social del Catolicismo.[4]

Y en esa espiral de expansión de los errores de Rusia Comunista, tristemente vemos hoy, cómo se ha posicionado como avizoraría proféticamente Don Plinio Correa de Oliveira, la revolución en su la IV etapa, el comunismo tribal, en el más alto sitial de la Iglesia. La Santa Sede ha sido patrocinadora de dos Encuentros Mundiales de Movimientos Populares, con asistencia de Evo Morales, Presidente del estado Plurinacional de Bolivia, y del marxista João Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil.

Francisco ha importado de la Argentina como asesor del Consejo Pontificio de Justicia y Paz de la Santa Sede, y responsable de dichos encuentros, al declarado marxista leninista Juan Grabois, admirador de Marx, Lenín, Mao, Che Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez, quien desde ese privilegiado sitial eclesial proclama ahora con la aquiescencia pontificia la «revolución», es decir «los errores de Rusia».

En realidad el problema radical del universo está ya fundamentalmente resuelto y se apoya en la importante disyuntiva que jamás se había planteado a la libertad humana; con Dios o contra Dios. Esta es la elección que hoy planea sobre el destino de la humanidad.[5]

Los que profesan y propagan el comunismo son apóstatas de la fe católica.[6]

Germán Mazuelo-Leytón / AlF, 2017

[1] SHEEN, FULTON J., La Virgen y Rusia.

[2] Cf.: CLÁ DÍAZ, Mons. JUAN S., Fátima. ¡Mi Inmaculado Corazón triunfará!

[3] SAN LUCAS 22, 53.

[4] L´Osservatore Romano, 20-03-1964.

[5] PAPA PIO XII.

[6] Ibid.